Cuando pensamos en nuestras plantas favoritas y las flores más coloridas, pensamos que siempre nos encontramos en primavera. La primavera comienza en el otoño.

Plantamos los bulbos que florecen en primavera de septiembre a diciembre: justo antes de las heladas, de hecho, los bulbos necesitan del frío para producir las flores. Los primeros bulbos florecen en febrero: campanillas, azafranes y patas de gallo. Luego siga los otros bulbos que florecen en primavera, como tulipanes, narcisos y jacintos. Los aliums y los lirios, por otro lado, florecen en mayo y junio.

El bulbo representa un ingenioso sistema de la naturaleza para preservar las plantas, darles una forma de sobrevivir a períodos críticos como los que son demasiado fríos o demasiado secos, y conservar la energía para reanudar el ciclo de vida cuando las condiciones son favorables. Los bulbos de flores, luego de su temporada productiva, almacenan sustancias y energías acumulándolas en el bulbo y luego descansan , para despertar cuando el clima y las condiciones externas se inclinan nuevamente a sus necesidades.

Intenta plantar los bulbos apenas hayan llegado y si por casualidad no es posible hacerlo de inmediato, abre las bolsas que los contienen para que tomen aire y guárdalos en un lugar seco y fresco hasta el momento de plantarlos.

Es realmente agradable observar cómo se desarrolla la plántula a partir del bulbo y luego la flor florece en el cálido calor de nuestro hogar , mientras que afuera aún quedan los rigores del invierno: porque los bulbos plantados en casa dan el encanto de sus colores primaverales ya en los meses invierno. Los jacintos son las flores más fáciles de cultivar, pero prácticamente cualquier tipo de bulbo, como tulipanes, narcisos, azafrán, muscari, iris, escila y muchos otros, puede florecer en el interior.

Hay dos formas básicas de hacer florecer los bulbos en su hogar. Un método consiste en utilizar macetas de arcilla o plástico ordinarias con orificios de drenaje en los que colocará buena tierra de jardín o una mezcla de tierra grasa, hojas secas, turba y arena en partes iguales. No se necesita abono ni fertilizante. Al plantar, la tierra o el abono debe estar fresco y húmedo, pero no mojado.

El otro método, en cambio, consiste en colocar fibra artificial en cuencos, cajas, jarrones o en recipientes ornamentales a una profundidad de unos 15 cm sin orificios de drenaje. Las bolsas de fibra para las bombillas se pueden comprar en su proveedor local. Para la siembra, el sistema a seguir es el mismo, ya sea que se utilice fibra o tierra. Primero llene el recipiente con tierra o fibra. Luego coloque los bulbos con cuidado pero con firmeza en la parte inferior de modo que las puntas de los bulbos salgan o estén justo debajo del borde del recipiente. Agrega más tierra o fibra presionándola firmemente con las yemas de los dedos para asegurar bien la bombilla. Riega bien las macetas una vez que hayas plantado los bulbos pero ten cuidado de que el agua no los sumerja por completo.

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