La palabra solsticio proviene del latín solstitium, compuesto de sol, 'sol' y sistere, 'parar'.

Detener. Detén tus pensamientos, tus gestos y tus hábitos, detente y observa.

Observa cómo cambia la tierra, el sol alto en el cielo, las nubes que pasan, la hierba y las flores que te rodean, el aroma del verano. Dulce y pegajoso como la miel, intenso como las flores de jazmín, brillante como la sensación de libertad.

Lleva la mirada hacia arriba, abre los brazos en señal de bienvenida y hospeda en ti lo que te ha dado la madre naturaleza. Este día mágico para muchos pueblos del mundo está ligado a ritos y celebraciones ancestrales que confluyen en una noche mágica.

Durante el solsticio de verano, según la tradición, se vive un momento mágico, porque el sol se casa con la luna y las energías benéficas se vierten en la tierra de este matrimonio.

En este breve pero intenso período de tiempo, todas las plantas y hierbas de la tierra se ven afectadas con especial fuerza y poder. Mojado con rocío e impregnado de nuevo poder.

En Italia, en particular, este momento está asociado con la Noche de San Juan (24 de junio) durante la cual las hierbas se cosechan en su mejor momento. Artemisia, Romero, Hipérico y Lavanda, Ajo, Salvia, Menta y Verbena.

El rocío que cae en esta noche tiene virtudes extraordinarias. Las plantas recolectadas después de haber sido bañadas en rocío poseen extraordinarias propiedades curativas.

El momento en que la luz lo inunda todo y domina la oscuridad, el momento en que hasta las plantas, nuestras queridas compañeras de vida, se llevan toda la vida y la savia posible.

¡Feliz solsticio de verano!