El mes de mayo ha estallado en toda su maravilla y con él llega el Día de la Madre.

De hecho, mañana será ese momento en el que cada uno, cada uno a su manera recordará a su madre, presente o no, lejana o cercana, reservada o intrusa, la madre siempre sigue siendo la madre.

Chocolates, joyas, perfumes, pero los grandes protagonistas de los regalos son siempre las flores.

Entonces, ¿por qué no aprovechar esta oportunidad para combinar un dulce pensamiento con el tiempo que pasamos juntos?

Dondequiera que viva, incluso en la ciudad más accidentada, las flores nunca faltan, la fuerza de la naturaleza es más fuerte que cualquier hormigón. Entre las aceras o en los parques siempre hay alguna margarita o una amapola solitaria que nos alegra con su color.

Llama a tu mamá invítala a pasear contigo y llévala a un parque, o mejor aún a un campo… puede parecer extraño pero aún existen en los límites de las ciudades y son un soplo del alma.

Un hermoso ramo de flores silvestres puede ser la idea perfecta para agradecer a tu mamá, barato, creativo y sobre todo compartirlo con ella.

En este período destacan manchas de color entre la hierba, inmensas manchas de margaritas blancas, amapolas rojas suaves y ligeras, pequeños puntos celestes como los Ojos de la Virgen, las boca de dragón amarillas o incluso las delicadas y elegantes campanillas que trepan por las paredes. . Estés donde estés, las flores harán de cada rincón un espectáculo perfecto.

Camina, habla, comparte tiempo y recuerdos, recoge flores, átalas con una cinta y juega con sus colores, siéntete embriagado por su olor, recuerda quién eres y de dónde vienes, toca el tallo de una flor, es él quien la sostiene, lo que le permite crecer, lo que lo expone al mundo, como lo hacen las madres con sus hijos.

Y si tenéis hijos a su vez… ¡qué mejor que correr por el campo y tumbarse juntos en la hierba!

¡Feliz cumpleaños a todas las madres!