Hay una historia que habla de hombres y plantas y de todo el amor y la pasión que los protagonistas de esta historia han puesto en su proyecto. Esta historia trata sobre la inteligencia de las plantas.

De hecho, las plantas se consideran la forma de vida más evolucionada y adaptable. Pueden ver, oír y comunicarse, son capaces de emitir ruidos y tienen en su vida intrínseca muchas respuestas que el hombre ha estado buscando durante milenios.

En esta historia hay un profesor, Stefano Mancuso, un neurobiólogo de la Universidad de Florencia que ha activado un laboratorio internacional de Neurobiología Vegetal, de hecho afirma que las plantas son tan inteligentes que reconocen sonidos y música, de hecho son sensibles a 200 Herz porque es en esta frecuencia que las ondas emitidas por los arroyos de agua viajan hacia donde las plantas tienden a sobrevivir.

Elaborando esta y otras tesis, el profesor Mancuso encontró un compañero de viaje fundamental en este viaje, Félix Richterich, CEO de Ricola, quien hizo de las plantas y hierbas el elemento principal para la producción de sus dulces.

Juntos Richterich y Mancuso también involucraron a un músico y compositor de renombre internacional, Vittorio Cosma, a quien se le pidió que creara música adecuada para las plantas, sonidos que pudieran estimularlas.

La investigación, el desarrollo y el arte se unieron en mentes fascinantes y curiosas que han hecho del respeto por la naturaleza y las plantas no solo un trabajo, sino también una pasión y un tesoro a conservar. Todo esto conduce a una única verdad, la adaptabilidad sigue siendo la forma más elevada de inteligencia para cualquier ser vivo y las plantas en esto solo nos pueden enseñar.

Esta historia de vida, investigación y personas ha producido un resultado sorprendente, la danza de las plantas, visible en un fascinante cortometraje de 18 minutos.

https://www.youtube.com/watch?v=4Vl89-aCQkg

¡Buena visión!