Existe una actividad particularmente gratificante de norte a sur en todo el mundo que logra dar satisfacción, la autoproducción.

Cultivar, cocinar y comer son prácticas primordiales del ser humano y cuando logran unirse se convierten en una forma de vida a redescubrir. Para nuestros abuelos que vivían en el campo era parte de la vida diaria, pero para nosotros los animales de la ciudad no es una asociación tan obvia. Alguien puede ser escéptico pero abandonando por un momento la idea de necesariamente tener que ir al supermercado a comprar comida para cocinar, puedes dejar volar la imaginación aprovechando los pequeños rincones de la casa para cultivar lo que podemos comer.

¿Almuerzo de verano sabroso y rápido?

¡Una excelente pasta fría siempre pone a todos de acuerdo!

Sal a tu balcón y recoge:

450 gr de tomates, recuerda que en el balcón en macetas son muy fáciles de cultivar, puedes elegir los datterini, pequeños y muy dulces aptos para muchas recetas

2 ramitas de romero

20 hojas de albahaca

3 ramitas de tomillo

10 hojas de mejorana

Por separado, prepare:

300 gr de pasta, mejor si está entera

Sal, pimienta y aceite EVO

Sumerja los tomates durante unos segundos en agua hirviendo, luego retire la piel del recubrimiento y córtelos en cubos pequeños. Recogerlas en un bol y añadir una pizca generosa de picadillo aromático que previamente has preparado picando las hierbas que has recogido con un cuchillo. Agregue sal y pimienta y cubra con 4 cucharadas de aceite. Cubre tu pesto fresco con papel film y déjalo reposar en un lugar fresco durante un par de horas.

Justo antes de servir, cuece la pasta, escurre al dente y luego enfría con agua corriente. Recoger la pasta bien escurrida en un bol y condimentarla con el adobo de tomate, unas aceitunas verdes y si se quiere un poco de pecorino.